viernes, 10 de junio de 2011

Regalías y CT+I

De aprobarse en el Congreso de la República el acto legislativo que reforma la asignación y el manejo de los recursos derivados de las regalías provenientes de la explotación de los recursos naturales, las actividades de ciencia, tecnología e innovación, CT+I, tendrán, por primera vez y luego de décadas de ineficaces discursos oficiales sobre la necesidad de impulsar y financiar la generación y el uso del conocimiento, una fuente fija de recursos.

Una fuente fija y permanente de recursos le da un cierto grado de autonomía y seguridad financiera al desarrollo de la CT+I, pues dichas actividades no estarán al vaivén de las decisiones fiscales o del capricho o las visiones de los gobernantes de turno.

Con una fuente fija se pueden construir bases más sólidas y, por ende, procesos acumulativos que con el tiempo se conviertan en procesos virtuosos de generación y aplicación creciente de conocimiento por parte de los diferentes actores sociales.



Un hecho significativo que tiene la decisión de establecer que la fuente de financiamiento provenga de las regalías por la explotación de los recursos naturales, y en especial de los no renovables, como el carbón y el petróleo, es que, cuando en un futuro estas fuentes se agoten, la principal base de crecimiento que les deberá quedar disponible a estas regiones, y al país como un todo, será el conocimiento y su uso productivo en las actividades económicas y sociales.

Por tanto, no sólo es importante destacar dicho hecho sino que ello pone de presente el esfuerzo mayúsculo que deberá hacerse para lograr un aprovechamiento eficaz de los recursos que de las regalías se dirijan al financiamiento de la CT+I.

Para que ello sea así, y dado el gran desequilibrio que en el grado de desarrollo se presenta entre las diferentes regiones del país, es muy importante que desde ahora se definan los planes y los programas regionales de CT+I que deberán adelantarse y, en particular, en las regiones productoras de recursos naturales y en las de menor desarrollo productivo.

Muy probablemente en estas regiones la disponibilidad actual y el nivel de desarrollo de las diferentes capacidades e instituciones especializadas en la generación y la transferencia de conocimiento deben ser escasos o muy limitados. Igual puede ocurrir con la base de capital humano especializado y con los centros de formación educativa.

En consecuencia, lo que se impone es formular planes regionales de mediano plazo de desarrollo de la CT+I, planes que sirvan de guía para la determinación de los programas y los proyectos que se financien con los recursos provenientes de las regalías.

Para la asignación de los recursos entre regiones y proyectos no se puede volver a caer en el error de pensar que, por sí solos, los fondos concursales que asignan recursos a proyectos con altas calificaciones técnicas y financieras, constituyen el instrumento idóneo de desarrollo de las actividades científicas, tecnológicas y de innovación en las regiones.

El problema de tales fondos es que, si no se consideran y aplican elementos de oferta y de visión de futuro, al final no se consigue crear círculos acumulativos y virtuosos de desarrollo regional.

No basta, entonces, con ejecutar recursos, que es un resultado seguro de los fondos concursales, sino que, por sobre todo, se necesita definir, de manera consensuada y validada entre los diferentes actores sociales, una visión y unos objetivos de desarrollo regional para el mediano plazo.

Esto, junto al reconocimiento de las brechas de desarrollo que se presentan en las actividades regionales de CT+I, entendidas estas de manera amplia, deberán constituirse en las bases para la formulación de los diferentes programas y proyectos de CT+I que sean objeto de financiamiento con los recursos provenientes de las regalías.
Juan José Perfetti Del Corral | Medellín | Publicado el 10 de junio de 2011

Fuente: el colombiano
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/R/regalias_y_ct+i/regalias_y_ct+i.asp?CodSeccion=219


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En Colombia, la inversión en actividades relacionadas con la innovación es baja si se compara con
otros países y se ha mantenido estancada durante los últimos años. En 2010, el país registró una
inversión en I+D como proporción del PIB del 0,16% y en Actividades Científicas Tecnológicas y de
Innovación (ACTI) del 0,41%, un nivel bajo en comparación con estándares internacionales; Israel,
Suecia, Brasil, Chile, Estados Unidos y Canadá destinaron entre el 1% y el 4,8% del PIB en I+D (BM,
2010). (fuente: Plan de desarrollo 2011 - 2014)

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